En los últimos años, varias empresas y organizaciones en Guayaquil han comenzado a mirar la educación como parte esencial de su compromiso con la comunidad. Iniciativas de capacitación, becas parciales, mentorías o programas de prácticas profesionales son algunos ejemplos de cómo el sector privado empieza a involucrarse activamente en la formación de talento local.

Esta tendencia marca un cambio de mentalidad: invertir en educación ya no es solo filantropía, es una apuesta por el desarrollo sostenible. Las empresas reconocen que apoyar la educación es también una forma de construir una fuerza laboral preparada, motivada y con visión de futuro.

Como fundación que nace con esta misma visión, nos sentimos parte de un ecosistema que empieza a florecer. Queremos ser un puente entre el potencial de nuestros jóvenes y el compromiso social del sector privado. La educación no puede ni debe ser un esfuerzo aislado. Se trata de una construcción colectiva que requiere de alianzas, confianza y voluntad.

Desde aquí, extendemos una invitación a empresas y emprendedores que quieran dejar huella: apoyen la educación, apuesten por el talento guayaquileño.